Hernias discales

Patologia Hernias discales

¿Qué es una hernia discal? Diferencias entre lumbar y cervical:

Las vértebras que forman nuestra columna vertebral se encuentran separadas entre ellas por los discos intervertebrales. Estos discos permiten los movimientos de la columna pero su principal papel es el de amortiguar, acumulando y distribuyendo la carga, es decir, su principal papel es el de protección.

Los discos están formados por un núcleo pulposo, que se encuentra en el centro, y alrededor de éste tenemos varios anillos fibrosos que envuelven dicho núcleo. Cuando estos anillos fibrosos se fragmentan, el núcleo pulposo puede verse ligeramente desplazado. Cuando se da esta situación estamos ante una protrusión discal, que sería el paso previo a una hernia discal. A veces, esta situación se resuelve de manera espontánea por el proceso de curación de los tejidos, pero en otras ocasiones esta situación evoluciona a más y el núcleo pulposo se desplaza del todo y es entonces cuando estamos ante una hernia discal.

Tener una hernia discal no siempre es sinónimo de dolor, de hecho, mucha gente tiene una hernia y no presenta dolor. El problema es cuando este desplazamiento del disco presiona las raíces nerviosas que salen de la columna y es entonces cuando presentamos un dolor, a veces, incluso discapacitante. Aunque hay autores que dicen que el núcleo realmente no se desplaza y es el líquido que sale al exterior debido a la rotura y es éste el que presiona la raíz nerviosa produciendo dolor.

En el caso de la columna cervical, la hernia puede ocurrir debido al gran rango de movimiento que tiene esta parte de la columna, que es la más móvil para permitirnos todos los movimientos de cabeza, junto a otros posibles factores desencadenantes.

Una hernia discal puede ser cervical si se encuentra en las 7 vértebras superiores de nuestra columna vertebral ( Desde C1 Hasta C7), o lumbar si se encuentra en las 5 vértebras inferiores (Desde L1 hasta L5). Tienden a ser más frecuentes en la parte inferior de la columna vertebral por ser la zona que soporta más cargas y la que realiza mayor esfuerzo durante el día. Suelen ser más frecuentes en hombres y de mediana o avanzada edad. Pero también tienen mucha incidencia en la zona cervical debido a la gran movilidad que tiene el cuello en el ser humano.

Causas de las hernias discales:

Entre las principales causas que nos pueden llevar a la hernia de disco tenemos:

  • El envejecimiento: con el paso del tiempo los discos se deshidratan y, por tanto, pierde elasticidad.
  • La carga sostenida de la columna: cuando no variamos de posición, por ejemplo al estar sentado frente al ordenador en una postura mantenida de flexión, los ligamentos se distienden perdiendo tensión y perdemos nuestra primera barrera de contención
  • Debilidad muscular: al igual que los ligamentos, una musculatura fuerte supone tener a disposición una buena barrera de defensa
  • Sedentarismo
  • Enfermedades genéticas.

Síntomas:

  • Dolor cervical en la base del cuello con la imposibilidad de realizar giros ya que aparece el dolor irradiado en el brazo al mover el cuello.
  • Dolor irradiado, propio del nervio, el cuál se trata de un dolor con sensación de quemazón y punzante que se extiende por el brazo pudiendo llegar incluso hasta la mano. El paciente puede sentir la mano dormida o con hormigueo (Parestesias), falta de sensibilidad y acorchamiento (hipoestesia) o sensaciones raras, anormales o desagradables (disestesias).
  • Mielopatía por afectación de la médula espinal debido a la compresión generada por la hernia discal. Puede producirse una pérdida de movilidad y de sensibilidad de características transitorias o permanentes tanto en brazos como en piernas.

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¿Qué hacer cuando nos duele la hernia?

Algunas  las causas por las que nos pueden empeorar los síntomas y provocar más dolor  son:

  • Permanecer en posición estática durante un tiempo prolongado.
  • Estornudar, toser o reír.
  • largas horas delante del televisor u ordenador.

Algunas de las formas de aliviar el dolor de hernia:

  • Cambios de postura a intervalos de 10-20 minutos.
  • Realizar movimientos hacia el lado que no nos duele, es decir movimiento en silencio neurológico.
  • Mantener una vida activa y saludable y un mantener peso equilibrado.

El 60% de la población tiene protrusiones discales a nivel cervical pero normalmente son asintomáticas y no dan problemas. Cuando son tan grandes que comprimen alguna raíz nerviosa los dolores son insoportables pudiendo extenderse por cara, cabeza y principalmente brazo, escapula y pectoral ipsilateral. Y en estos casos hay que ir cuanto antes al especialista (fisioterapeuta o traumatólogo) para poder comenzar el tratamiento.

Tratamiento:

La primera estrategia de tratamiento es descontracturar la musculatura afectada con Masaje descontracturante o Punción Seca (según la profundidad y localización de la zona afecta). Esta primera fase de tratamiento se combina con técnicas de empujes vertebrales tipo Maitland y con Técnicas Osteopáticas. Sin olvidar las Técnicas y ejercicios de Mckenzie. Si no se consigue el resultado esperado se pueden realizar bloqueos con anestésicos y antiinflamatorios con una infiltración ecoguiada. También solemos recomendar el ozono como antiinflamatorio natural (Ozonoterapia). Son muchos los estudios que dan evidencia al uso del ozono para la reabsorción de las protrusiones.

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