Meniscopatías

Patologia Meniscopatias

¿Qué es una Meniscopatía?

Las superficies articulares que forman la articulación de la rodilla son los cóndilos femorales, las mesetas tibiales, los meniscos que se encuentran entre ambas superficies, y la rótula. Como en el resto de articulaciones, también encontraremos cartílago y envolviendo el conjunto de estos elementos encontramos la cápsula articular. Además cuenta con un potente complejo ligamentoso que limita el movimiento.

La meniscos aumentan la congruencia articular entre los cóndilos femorales y las mesetas tibiales, por lo tanto una meniscopatía es cualquier lesión que pueda producirse en ellos.

Las lesiones del menisco suelen producirse por un traumatismo directo sobre la rodilla o por la evolución en el tiempo de procesos degenerativos. Las más sencillas permiten un buen retorno a la actividad diaria normal, y tan solo se alarga un poco más en casos de practicar actividad deportiva.

No obstante, no siempre es así y en ocasiones se necesita de tratamiento quirúrgico.

¿Qué son los Meniscos?

Son estructuras formadas de fibrocartílago compuesto por colágeno (75%), glucosaminoglicanos, glucoproteínas y fibrocondrocitos, con forma de semiluna cóncavas en la parte superior y planas en la parte inferior, de manera que se adaptan a los cóndilos femorales y se mueven con ellos.

La mayor parte es cartilaginosa y avascular, es decir, no le llegan vasos sanguíneos, aunque la parte de la periferia tiene aspecto más fibroso y sí que es vascular. Los meniscos se anclan a las líneas intercondíleas anterior y posterior de la tibia mediante una parte que llamamos “cuernos” y del ligamento transverso de la rodilla. Estos cuernos y la periferia están inervados.

Los meniscos nos amortiguan las presiones en la rodilla entre un 50% y un 90%, y en conjunto actúan distribuyendo la carga, absorbiendo choques y nutriendo el cartílago articular.

El menisco ocupa el 60% del contacto del cartílago articular entre el área tibial y femoral y transmite el 50% de las fuerzas de compresión en extensión máxima y aproximadamente el 85% de la carga en flexión de 90º. El menisco también contribuye a la estabilidad de la rodilla, se ha sugerido que el menisco como estructura propioceptiva es un mecanismo de feedback para la sensibilidad de la posición articular.

Tipos de Meniscopatías:

  • Meniscopatía interna: cuando afecta al menisco interno. Éste tiene forma de C, soporta más carga y tiene menos movilidad, por lo que será propenso a lesionarse. Esta lesión meniscal es la más común de las Meniscopatías que se pueden producir en la rodilla.
  • Meniscopatía externa: cuando afecta al menisco externo. Éste tiene forma de O, soporta menos carga y tiene más movilidad, por lo que es menos propenso que el interno a lesionarse.

No hay que olvidar que no todas las meniscopatías son roturas. También nos encontramos con inflamaciones puntuales o agudas del menisco.

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¿Cómo se puede romper un menisco?

Para que tengamos el caso de una ruptura de menisco normalmente necesitamos de la presencia de un traumatismo más fuerte o, cuando ésta va asociada a una ruptura de ligamento cruzado anterior, de un giro brusco con la rodilla en carga.

En otros casos tendríamos una ruptura del menisco sin traumatismos, pero con previa degeneración del cartílago. Mientras que en el primer caso el perfil del paciente sería un deportista joven, en éste generalmente sería una persona sedentaria de avanzada edad.

Tipos de roturas:

De esta manera, tendríamos 2 tipos de roturas:

  • Degenerativas: Resultan ser las más frecuentes y, como hemos nombrado antes, los pacientes suelen ser personas de edad avanzada con patología degenerativa previa, como sería la artrosis o artritis. Cuando se da la rotura de menisco la articulación de la rodilla suele encontrarse ya muy dañada, con la presencia de osteofitos y zonas de esclerosis.
  • Traumáticas: Normalmente asociadas a un fuerte golpe o a giros bruscos de la rodilla en carga. Cuando esto ocurre suelen dañarse más estructuras aparte del menisco, como el ligamento cruzado, y se tratan de lesiones más graves. El perfil del paciente suele ser un joven deportista, y presentará características que lo harán candidato a una reparación quirúrgica, cuyo proceso de rehabilitación será más largo.

Síntomas de una Meniscopatía:

Los síntomas suelen ser los mismos en todas las Meniscopatías, siendo, en general, la principal variable la intensidad de los mismos.

  • Dolor agudo e intenso que puede ir acompañado de un chasquido
  • Edema e hinchazón de la articulación
  • Bloqueo: suele ser característica la imposibilidad de flexionar la rodilla o extender la rodilla
  • Pérdida de funcionalidad, al limitarnos las actividades de la vida diaria que, en ocasiones puede resultarnos incapacitante.

Diagnóstico:

Como siempre en el diagnóstico será de gran importancia la entrevista que realizaremos al paciente. En ella trataremos de recoger los datos subjetivos del paciente, en los que nos explique fundamentalmente las características de su dolor y cómo es éste, junto a un examen objetivo donde podamos realizar una buena exploración.

En dicha exploración será fundamental realizar las siguientes pruebas:

  • Prueba de Steinmann/Steinmann II: Se realiza para diferenciar la lesión meniscal del menisco interno y externo. El paciente se encuentra boca arriba con la rodilla en flexión de 90 º y el fisioterapeuta realiza rotación externa e interna de la tibia. Si aparece dolor en la rotación externa, la lesión sería del menisco interno, mientras que si el dolor aparece en la rotación interna de la tibia, la lesión sería del menisco externo.
  • Prueba de McMurray: Se realiza para valorar más a fondo el menisco interno. En ella el paciente, que está tumbado boca arriba, flexiona la cadera y la rodilla hasta los 90º aproximadamente. El fisioterapeuta realiza una rotación externa de la tibia, de manera que aumenta la presión sobre el menisco interno, y después procede a realizar una extensión de rodilla con el objetivo se observar si se produce chasquido articular.
  • Prueba de Appley: Se realiza para diferenciar lesión de menisco y lesión ligamentosa. En ella el paciente se encuentra boca abajo y con la rodilla en flexión de 90º. El fisioterapeuta realiza una tracción y rotación de la tibia, y si aparece dolor la lesión es ligamentosa, mientras que si realiza una presión y aparece el dolor, es una lesión meniscal.

La resonancia magnética es una prueba que suele ayudar mucho en la confirmación del diagnóstico, aunque no siempre se aprecia la rotura, ya que hay veces que el menisco roto se sitúa en su sitio y no aparece desplazado. Es por lo tanto en ocasiones muy difícil de apreciar en la resonancia.

Tratamiento:

En caso de resultar una Meniscopatía inflamatoria y no haberse producido una rotura de menisco el tratamiento conservador ayuda mucho a acortar los plazos para la reincorporación del paciente con su vida laboral o con su actividad deportiva.

El tratamiento se basa en técnicas desinflamatorias y en ir dando poco a poco movilidad a la rodilla a medida que va disminuyendo el grado de dolor. Además de las corrientes T.E.N.S para desinflamar disponemos de Ultrasonidos y de Radiofrecuencia de alta gama (Diatermia Fisiowarm).

Los empujes de decoaptación de la articulación para realizar los movimientos íntimos de la articulación también son de gran ayuda (Técnica Maitland). Y por supuesto no nos olvidamos del dolor que puede producir la musculatura periarticular contracturada debido a que el paciente lleva unos días andando en posiciones que no son la adecuada para  evitar el dolor.

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