Bursitis

Bursitis

Las superficies articulares que forman la articulación de la rodilla son los cóndilos femorales, los cóndilos tibiales, los meniscos, que se encuentran entre ambas superficies, y la rótula. Como en el resto de articulaciones, también encontraremos cartílago y envolviendo el conjunto de estos elementos encontramos la cápsula articular. Además cuenta con un potente complejo ligamentoso que limita el movimiento.

Rodeando a la articulación encontramos hasta 14 bursas, que son como pequeños sacos de líquido sinovial que protegen y facilitan el movimiento y que se encuentran distribuidas entre diferentes tejidos como tendón, ligamento, piel, hueso, cápsula y músculo. Su función es evitar el daño de tendones contra diferentes prominencias óseas, de manera que éstos puedan deslizarse fácilmente. Pero en ocasiones, estas bursas pueden inflamarse, generando dolor de rodilla, y lo que conocemos como bursitis.

Algunas de las más importantes son:

• Bursa prerrotuliana: se localiza en la cara anterior de la rótula y es la que más suele inflamarse.
• Bursa de la pata de ganso: se localiza en la cara interna de la rodilla.
• Bursa infrarrotuliana superficial: se localiza justo por delante del tendón rotuliano.
• Bursa infrarrotuliana profunda: se localiza entre la grasa de Hoffa y el tendón rotuliano.
• Bursa del semimembranoso: se localiza muy cerca de la pata de ganso, en este caso superior a ella.

Los síntomas de la bursitis de rodilla son:

• Dolor localizado tipo inflamatorio que suele empeorar por la noche, cojera y sensación de bloqueo.
• Rigidez
• Pérdida de funcionalidad con limitación al andar y alteración de las actividades de la vida diaria
• Edema e hinchazón, que a veces es bastante visible
• Calor, rubor o fiebre (Ojo que estos síntomas pueden ser por infección: En este caso ir al hospital urgentemente)
• Cuando la bursitis tiene un componente hemorrágico, puede aparecer hematoma y el dolor aumenta con ciertos movimientos

Pruebas y Test diagnósticos:

Como siempre en el diagnóstico será de gran importancia la entrevista que realizaremos al paciente. En ella trataremos de recoger los datos subjetivos del paciente, en los que nos explique fundamentalmente las características de su dolor y cómo es éste, junto a un examen objetivo donde podamos realizar una buena exploración.

En la exploración física, en este caso, la observación y la palpación pueden ser de gran utilidad. No obstante la confirmación objetiva  llegará a través de la ecografía que realizaremos en consulta.

Tratamiento:

Una vez confirmado el diagnóstico, el primer tratamiento de choque en las bursitis agudas es la crioterapia, es decir la aplicación de frío local para evitar la agravación de la inflamación.

Si la bursitis es Hemorrágica, traumática o inflamatoria por sobrecarga es importante el reposo.

Si la bursitis es séptica la mejor opción es la antibioterapia.

En una bursitis no aguda y con meses de evolución el tratamiento consiste en 4 Fases:

1. Descarga de la musculatura relacionada con la biomecánica de la bursa mediante Masaje Descontracturante o Punción Seca.
2. Aplicación de Ultrasonidos (U.S.) combinados con radiofrecuencia (diatermia).
3. Electrolisis Percutánea Musculoesquelética realizada bajo técnicas ecoguiadas y a través de una aguja para cambiar el P.H del líquido sinovial y conseguir alcalinizarlo para que la lesión recupere en el menor tiempo posible.
4. Si las técnicas anteriores fracasan se aspirará el líquido sinovial y se realizará un Lavado Bursal y una infiltración local de corticoides para reducir la inflamación. Es importante que este tratamiento sea ecoguiado.