Contracturas musculares

Patologia Contracturas musculares del muslo

¿Qué son las contracturas musculares?

Las contracturas a nivel general son situaciones disfuncionales en las fibras musculares, las cuales se encuentran con una contracción continuada e involuntaria. Cuando se da esta situación se produce una dificultad para hacer llegar sangre oxigenada y rica en nutrientes a estas fibras musculares a la vez que tenemos sustancias de desecho que nos cuesta reabsorber. El sistema nervioso nos “avisa” de esta situación mandando señales de dolor al cerebro para hacernos conscientes de que hay algo que tenemos que cambiar.

Los músculos del muslo son de los músculos más potentes que tiene el cuerpo y los que más gasto metabólico tienen. Además poseen una gran capacidad de recuperación. Esto es así porque son fundamentales para nuestra condición como seres bípedos.

Si dividimos el muslo en su parte anterior y en su parte posterior, nos encontramos con el cuádriceps en la parte anterior. Se llama así porque está formado por 4 cabezas o vientres musculares. Por lo que tendríamos el vasto medial, el intermedio, el lateral y el recto anterior. Todos ellos tienen la misma función, que es la de extender la rodilla y flexionar la cadera.

Cuando pasamos por un período de inmovilización, es un músculo que tiende a la atrofia de manera muy rápida debido a que está “programado” para un uso continuado.  Por el contrario, si lo entrenamos, éste puede adaptarse a nuestro estilo de entrenamiento. En realidad, todos los músculos lo hacen, solo que el caso del cuádriceps es más notorio. De manera que si realizamos entrenamiento donde hacemos uso de una carrera continúa, el músculo prioriza el estímulo de las fibras lentas y tendremos un porcentaje más alto de éstas. Las fibras lentas dan al músculo un aspecto rojizo, consumen más oxígeno y le permiten realizar carreras priorizando la resistencia en detrimento de la potencia. Mientras que si entrenamos con carreras explosivas y breves se produce un estímulo de las fibras rápidas. Éstas dan al músculo un aspecto más blanquecino, obtienen la energía de manera anaeróbica y permiten una contracción mucho más rápida aportando más potencia.

Por la parte posterior del músculo encontraríamos los isquiotibiales. Éstos los podemos dividir en semimembranoso y semitendinoso en la parte más interna, y bíceps femoral, también formado por dos vientres, en su parte externa.  Todos en conjunto tienen la función contraria del cuádriceps, es decir, flexiona la rodilla y extiende la cadera.

Al igual, que el cuádriceps, se atrofia a gran velocidad con la inmovilización, aunque no tanto como el primero, y se adapta al estilo de entrenamiento.

De esta manera, actúan de manera antagonista, y son imprescindibles en nuestro día a día y en el deporte, donde las características del entrenamiento, el descanso, la nutrición…etc., van a jugar un papel muy importante.

Patologia Contracturas musculares del muslo

Causas.

  • Sedentarismo o posturas estáticas:

No es raro encontrarse con personas que normalmente no practican deporte, que sufren una contractura cuando lo realizan. Esto es porque el músculo no estaba preparado para el esfuerzo al que le sometimos, y se contracturó como mecanismo de defensa.

Otro caso, es cuando estamos en posturas estáticas durante un tiempo prolongado y la isquemia (falta de sangre) en la zona, provocaría la situación de contractura.

  • Edad avanzada:

Con la edad se produce el proceso de sarcopenia (pérdida de la masa muscular), acompañado de la pérdida de su capacidad viscoelástica de ésta debido a la menor síntesis de colágeno que genera el cuerpo. Es por ello que la edad es un factor que contribuye a la posibilidad de que el músculo pueda contracturarse.

  • Estrés emocional:

El estrés nos lleva a acumular tensión, no solo psicológica, sino también muscular debido al exceso de adrenalina y cortisol producido por el cerebro, por lo que es probable que suframos una contractura involuntaria.

  • Deporte

El exceso de ejercicio en nuestros trabajos o la actividad física también somete al cuerpo a un estrés físico y la respuesta reactiva o defensiva del cuerpo es la contracción involuntaria y continuada del musculo estresado y por tanto la provocación de dolor que obliga y sugiere el parar o bajar la carga de trabajo.

  • Deshidratación o mala alimentación:

Una mala hidratación o alimentación impide una correcta reserva de nutrientes y minerales que necesitan las fibras musculares para su correcto funcionamiento. Alguno de ellos son el magnesio, el potasio, el sodio o la glucosa.

Síntomas:

  • El síntoma más común es dolor en la zona anterior o posterior del muslo con sensación de rigidez.
  • En el caso del cuádriceps, nos cuesta realizar la flexión de la rodilla por la tirantez que sentimos. La extensión completa de rodilla también puede resultarnos dolorosa. En ocasiones, muchos pacientes no llegan con dolor irradiado a la misma rodilla, lo que puede llevar a que lo confundamos con un problema de rodilla cuando en realidad no lo es.
  • En el caso de los isquiotibiales, lo normal es sentir dolor en la parte posterior del muslo. El paciente lo define como tirantez que no le deja sentirse cómodo ni cuando está sentado. Como una opresión interna.
  • Ambos casos pueden cursar con impotencia funcional o cojera. Y conviene tratarlo y parar inmediatamente la práctica deportiva ya que es un claro aviso previo a la rotura de fibras.

Tratamiento:

El tratamiento se basa principalmente en Masaje Descontracturante, Estiramientos Analíticos F.N.P, Punción Seca y calor en profundidad a través de corrientes de alta frecuencia (Diatermia o microondas).

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